El sobrepeso y la obesidad aumentan la gravedad en pacientes infectados por coronavirus, debido a los cambios metabólicos que produce el exceso de peso. ¿Por qué esta condición empeora la enfermedad? La nutrióloga Daniela Allsop explica.
La obesidad es un factor de riesgo para que una infección por Covid-19 sea más grave, y a mayor grado de obesidad, mayor probabilidad de agravarse con pacientes que requieren
ventilación mecánica, desarrollan un síndrome de distrés respiratorio agudo y con riesgo de mortalidad.
Aunque el vínculo entre el nuevo coronavirus y obesidad aún sigue en estudio, la Dra. Daniela Allsop, nutrióloga de Clínica Indisa, señala que los factores que pueden contribuir son:
- Una mayor susceptibilidad a problemas respiratorios. Esto debido a que la grasa abdominal empuja el diafragma hacia arriba, disminuyendo la capacidad ventilatoria.
- Una inflamación crónica de bajo grado producida por el tejido adiposo ubicado en la zona visceral o del abdomen.
- Trastornos o alteraciones inmunológicas que hacen que estos pacientes respondan de manera más débil frente a microorganismos o enfermedades infecciosas.
- A los anterior, se suma que la obesidad se asocia, además, a otras enfermedades crónicas no transmisibles como diabetes, patologías cardiovasculares, hipertensión arterial y enfermedad renal crónica, que son factores de riesgo por sí solas.
- Mayor dificultad para el tratamiento. “La obesidad aumenta las dificultades en el manejo de la vía aérea (como, por ejemplo, en la intubación, muy necesaria para iniciar ventilación mecánica invasiva), más complejidad para asegurar accesos vasculares para la administración de tratamientos, toma de exámenes, en los cuidados de enfermería, en la dosificación de medicamentos y el soporte nutricional, entre otros.
Tiempos de replantear nuestros hábitos
La obesidad es una condición crónica y, por lo tanto, mientras más aspectos de ella se aborden, mejor es el resultado a largo plazo, asegura la especialista. “Una manera más amigable de ver estos tiempos de cuarentena, es aprovecharlo para mejorar hábitos; la relación con la comida, aprender nuevas recetas saludables e iniciar o mantener tratamientos multidisciplinarios para la obesidad”, sugiere.
La dieta occidental, alta en grasas saturadas y azúcares refinados, produce inflamación e interfiere con el sistema inmune, haciendo a las personas más suceptibles a infecciones. Por tanto, es muy importante que durante este período, en que además estamos llevando un estilo más sedentario, nos alimentemos bien, con suficiente aporte de frutas, verduras, granos enteros, legumbres, frutos secos y alimentos bajos en grasas saturadas y azúcares refinados. Aprovecha este tiempo en casa, ¡y replanteemos nuestros hábitos alimenticios!