El síndrome de ovarios poliquísticos es el trastorno hormonal más frecuente de la mujer en edad reproductiva, ya que afecta entre el 1% y 10 %, y se manifiesta desde la adolescencia. Suele corregirse parcialmente después a partir de los cuarenta años, tendiendo a desaparecer con la menopausia. Y aunque se trata de una condición benigna y tratable, puede afectar seriamente la calidad de vida de quien la padece, ya que se considera una enfermedad crónica con la cual hay que aprender a convivir, por lo que muchas veces requiere modificar los hábitos de vida por unos más saludables.
El origen de esta patología no se conoce con exactitud, sin embargo, en diversos estudios se describe un fuerte componente genético al encontrarse familias afectadas por esta condición, que se traspasa de una a otra generación de mujeres. “Se cree que la exposición a elevados niveles de hormonas masculinas o andrógenos durante la vida intrauterina, predispone a las recién nacidas a desarrollar ovario poliquístico en su vida fértil. La enfermedad se caracteriza por un trastorno de la ovulación que se traduce en ciclos menstruales irregulares desde la primera menstruación, llegando incluso a una falta de menstruación transitoria. En la ecografía se observan ovarios grandes con muchos quistes a su alrededor simulando un rosario, de ahí el nombre de ovarios poliquísticos”, explica el Dr. Alejandro Manzur.
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Principales síntomas
- Reglas irregulares o incluso períodos largos sin menstruar.
- Infertilidad secundaria porque no hay ovulación.
- Exceso de andrógenos, por lo que frecuentemente estas pacientes presentan acné, cutis oleoso y aumento de vello, que muchas veces contribuye a una baja autoestima.
- Obesidad de tipo masculina con índice cintura/cadera aumentado. “La frecuente asociación con obesidad agrava la condición de que la mujer no ovule y el hecho de que más del 50% de quienes padecen ovario poliquístico tenga, además, insulino resistencia, explica por qué estas pacientes suelen desarrollar diabetes, dislipidemias y enfermedades cardiovasculares con el paso de los años”, indica el Dr. Manzur.
¿Qué tratamientos existen para esta patología?
Los tratamientos van dirigidos según la manifestación clínica que altere y haga consultar a la paciente. Si solo se trata de menstruaciones irregulares y no hay deseo inmediato de fertilidad, el mejor tratamiento es el uso de anticonceptivos orales combinados, ya que restablece el orden de sus ciclos menstruales y mejora paulatinamente los síntomas del exceso de andrógenos, tales como el acné, aumento de vellos, etc. “Si hay insulino resistencia asociada y, sobre todo, si coexiste con una obesidad, lo más indicado es modificar hábitos de ingesta de alimentos, realizar ejercicio periódico y el uso de metformina (insulino sensibilizador) procurando alcanzar un peso ideal para la talla. El solo hecho de bajar de peso muchas veces corrige la disfunción ovulatoria, restableciendo la fertilidad”, señala el ginecólogo.
Si la paciente desea embarazarse, el uso de inductores de ovulación suelen ser muy efectivo para revertir la falta de ovulación, considerándose una patología de buen pronóstico dentro del grupo de pacientes infértiles. “Existen medicamentos orales, donde la más usada es el letrozol y también fármacos inyectables subcutáneos como las gonadotropinas, y que la paciente aprende a administrarse ella misma y que son de mayor potencia inductora. Estos tratamientos exigen una supervisión con ecografías para evitar una respuesta ovulatoria exagerada que podría ocasionar un alto riesgo de embarazo múltiple. El ovario poliquístico, sin embargo, no se corrige con un embarazo exitoso, por lo que –en general- estas pacientes deben someterse a un nuevo tratamiento cuando deseen otro hijo”, advierte el profesional.
Ya sabes, existen tratamientos para manejar este síndrome y sus síntomas, lo que te ayudará a mantener arriba tu autoestima.