En días de emergencia, nuestro sistema de alerta se activa para enfrentar la amenaza y disminuye el deseo sexual. Esto se traduce en una baja actividad, pero a cambio hay una mayor proximidad, apego y protección con la pareja.
En tiempos de confinamiento por Covid-19, hay dos maneras de mirar y de entender lo que está ocurriendo con la sexualidad de los chilenos. Una tiene que ver con los días previos a la llegada del virus a Chile; y la otra, con la pandemia una vez ya instalada en nuestro país.
Según explica el Dr. Christian Thomas, ginecólogo y Director del Centro de Estudios de la Sexualidad Chile (CESCH), cuando empezamos a tener conocimiento del Coronavirus, pero aún lo veíamos como una experiencia lejana de otros países e incluso rondaba la idea de que se trataba de un invento y que no iba a llegar acá, en esas condiciones desactivamos nuestros sistemas de alerta y activamos más la actividad sexual, porque inconscientemente sentimos que no estaba en jaque la sobrevida, por lo que hubo una tendencia a ‘apegarnos’, en el sentido de buscar afectos, sexo, reconocimiento, vivir en conjunto y pasarlo relativamente bien.
“Sin embargo, cuando empezó a acercarse la amenaza, a todos -quiéralo o no-, se nos activaron los sistemas de alerta. Y cuando estamos en alerta, producimos cortisol y adrenalina para preparar al cuerpo frente a la amenaza, redistribuyendo la sangre, grasas y respiración, para atacar o huir. Con la producción de adrenalina, la sangre se tiende a ir de los territorios corporales que no tienen importancia para enfrentar la amenaza, entre ellos, los genitales, por tanto, se desactiva el deseo sexual y disminuye la libido, lo que se traduce en una baja actividad y una mayor tendencia a la proximidad, apego y protección con la pareja. Hace millones de años aprendimos que juntos, somos capaces de soportar mejor las amenazas que estando aislados, entonces buscamos más la cercanía que el placer. El deseo sexual solo se activa en condiciones de seguridad”, explica el especialista.
El Dr. Thomas cuenta que entre los pacientes que llegan a su consulta por estos días, observa personas cada vez más ansiosas, que deben recurrir a mecanismos propios para manejar esos cuadros ansiosos. “Con esta amenaza latente del Covid, veo personas más ‘desreguladas’, es decir, más irascibles y reactivas, acompañado de mucha angustia y ansiedad, entonces recurren a herramientas personales para regular esa angustia que aparece. Y ahí, cada uno echa mano a mecanismos muy propios, dependiendo de cómo nos cuidaron cuando éramos pequeños, especialmente, dentro de los primeros cinco años de vida; es lo que se llama la teoría de los apegos. El apego es una forma de calmarnos con un cuidador cuando nos veíamos amenazados. Esos mecanismos quedan grabados en el cuerpo y mente, y los activamos cada vez que estamos en peligro”, explica el especialista.
En ese contexto, el Dr. Thomas afirma que cerca de un 50% a 55% de los chilenos, frente a situaciones como la actual pandemia, logra manejarse bien con herramientas y recursos propios, y en materia de sexualidad, optan más por el apego. Un 20% tiende a aislarse, desconectarse de la pareja, a funcionar por sí mismo y su sexualidad baja a cero, mientras que un 15% tiende a volverse extremadamente emocional, exagera sus demandas para ser apañado y podrían activar un poco más la sexualidad en busca de afecto y protección. Cerca del 10% restante tiene patrones desorganizados para funcionar, por tanto, son impredecibles: pueden buscar mucha actividad sexual o nada, y también otras vías de escape para calmar su ansiedad.
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Recomendaciones a considerar
- No cuestionarse por la baja frecuencia. Las parejas que hayan notado una disminución en el deseo y la actividad sexual, entender que es normal y esperable, porque tendemos en situaciones de emergencia a buscar más apego que el placer.
- Las personas que sientan que se desregulan con gran facilidad, es decir, con cuadros ansiosos o que se reconocen más ansiosas, busquen con quien conversar; y si eso no los calma, recurrir a un profesional. Hay atenciones gratis y pagadas de alto y bajo costo.
El confinamiento es, sin duda, una oportunidad para acercarnos a los nuestros y si con la pareja hay una baja frecuencia y deseo sexual, entender que es normal en situaciones de emergencia.