Dolor de estómago, irritabilidad, llantos, son algunas de las manifestaciones de la ansiedad que pueden expresar ciertos niños y adolescentes. Pero, cuidado, que no todos lo hacen de la misma manera. Dos sicólogas infanto-juveniles entregan recomendaciones para que los menores enfrenten otro año escolar en pandemia.
Comenzaron las clases y, a diferencia de otros años, algunos niños y jóvenes volvieron a las jornadas presenciales; otros continuaron con las sesiones virtuales; y otro grupo bastante alto trata de adaptarse a un sistema “híbrido”.
A pesar de que todo parece estar muy organizado, esta multiplicidad de sistemas se traduce en fuerte incertidumbre -propia de los tiempos de pandemia-, que también ha gatillado una serie de efectos, tanto en los estudiantes como en los padres, y uno de los más frecuentes es la ansiedad.
¿Qué es la ansiedad? Según Joan Black, psicóloga infanto-juvenil y analista en formación del Instituto Chileno de Psicoanálisis (ICHPA), es un malestar sin representación. “Por eso que muchas veces se manifiesta con un correlato físico en el cuerpo, que puede ser muy diferente de una persona a otra”, explica.
En niños y jóvenes no es tan fácil describir un estado ansioso, como en adultos. Los menores generalmente presentan padecimientos más bien sicosomáticos, como dolor de estómago; pero también se pueden presentar trastornos de conducta, como irritabilidad, excitabilidad, aislamiento, evasión, llanto o aumento en la ingesta de alimentos, entre otros.
“La ansiedad es multiforme, cada niño y adolescente lo va a manifestar de una manera diferente”, enfatiza Joan Black.
Según la profesional, las ansiedades son parte del proceso del desarrollo de los niños, por lo que están desde siempre. Sin embargo, se transforma en un problema cuando no se logra manejarla o cuando es muy alta. Por ejemplo, todos los niños viven un proceso de ansiedad de separación (con su madre), pero lo pueden ir resolviendo durante su desarrollo. Pero, por motivos ambientales o intrínsecos, no logran elaborar esta ansiedad. Existen muchas situaciones “ansiógenas” que pueden desencadenarla como, por ejemplo, la pandemia.
“Podemos entender que un estresor ambiental es una situación sumamente difícil con la cual lidiar, y que genera un peak de ansiedad mucho más alto que otros elementos cotidianos; es una situación que, en sí misma, produce ansiedad”, comenta Joan Black.
El “ansioso” 2020
De este modo, el atípico 2020 influyó negativamente en niños y jóvenes, porque no pudieron ir a clases. “Vimos un alza en la demanda de salud mental porque, en general, les afectó en varios planos, tanto en lo académico como en lo social”, señala la sicóloga de ICHPA.
La profesional también recalca que las clases online afectaron más el aprendizaje que las calificaciones. “El aprendizaje se realiza junto con otros, por lo tanto, al hacerlo frente a un computador en solitario, este proceso se verá modificado”, agrega Joan Black.
Otros elementos en contra del estudio online que destaca la sicóloga es que disminuye las instancias de sociabilizar con los pares, lo cual afecta en mayor medida a aquellas personas con menos facilidad para vincularse con otros.
Recomendaciones
Tanto Joan Black, como Caterina Zoffoli, psicóloga del Centro Médico Cetep, hacen las siguientes recomendaciones para esta singular vuelta a clases:
- En este contexto de pandemia, que no es natural, tratar de bajar las exigencias en relación al rendimiento.
- Permitir a niños y jóvenes manifestar su malestar y crear instancias para que lo expresen.
- Dialogar con ellos acercándose a su mundo. No se puede hablar con los hijos desde el cansancio cotidiano, ni tratando de que se ajusten a lo que requerimos, porque no están en el mismo ritmo. Toda conversación tiene que darse en un contexto de confianza, sinceridad y encuentro, además, no hay que esperar que el niño o joven converse espontáneamente de lo que le pasa.
- Procurar instancias estructuradas que aportan disciplina, creando horarios y otras reglas a seguir en la misma casa.
- Incentivar el deseo de aprender más allá de las notas.
- Respetar la autonomía de los adolescentes.
- Encontrar espacios de reflexión y construcción en torno al nuevo desafío de volver a clases presenciales.
- Tanto niños como jóvenes pueden buscar sus propias soluciones, por lo que es importante que los padres los orienten, ayudándolos a que ellos mismos resuelvan sus problemas.
Dialogar con tus hijos y tratar de no exigirles el mismo rendimiento previo a la pandemia, son algunos consejos para ayudarlos a manejar su ansiedad.